
El Uruguay de Marcelo Bielsa despachó a Bolivia con mucha autoridad, estiró su ráfaga y quedó escolta en las Eliminatorias. El técnico argentino impulsó un repuesto generacional, le cambió la cara al conjunto oriental y edificó un equipo pragmático y distanciado de fundamentalismos tácticos que puede amoldar su propuesta a las peculiaridades del contrincante. Eso fue lo que se vio en los últimos partidos ante Brasil (2-0) y Argentina (2-0). Y se confirmó ante Bolivia en un cruce de otras peculiaridades, ya que toda la responsabilidad recayó en el local.